Presentación del Tema 6: La I Guerra Mundial (1914-1918)

Presentación del tema 6 que trata sobre la I Guerra Mundial, analizando previamente el desarrollo que los principales países europeos habían experimentado a finales del siglo XIX y a principios del XX.




 
Presentación del tema 6: La Primera Guerra Mundial (1914-1918).


  1. Las grandes potencias europeas en vísperas de la I Guerra Mundial.  (páginas 114 a 116)                VER APUNTES EN EL ANEXO I.
A partir de 1870 y hasta 1814 se desarrollarán en Europa los grandes países liberales-democráticos: Gran Bretaña, Francia y Alemania, que convivirán con viejos imperios absolutistas: Imperio austro-húngaro, ruso y otomano.



  1. Las Causas que pueden explicar el estallido de una confrontación mundial.

2.1  La formación de alianzas internacionales: formación de dos bloques antagónicos (Pág. 117-118)
2.2  Los enfrentamientos coloniales: las crisis marroquíes (Pág. 118).
2.3  Las Crisis balcánicas (Pág. 118-119) VER ANEXO II
2.4  Las rivalidades entre las grandes potencias (Pág. 119)


  1. El Desarrollo de la I Guerra Mundial.

3.1  El estallido del conflicto (pág 120).
3.2  La Guerra rápida o de movimientos en los primeros momentos y la guerra estática o de trincheras (Págs. 120-121).
3.3  La mundialización de la guerra (Pág. 122).
3.4  Una guerra nueva (Pág. 122-123).
3.5  El fin de la guerra a partir de 1917 (Pág. 123).



  1. La Paz de los vencedores. (Páginas 124-125)

4.1  Los Tratados de paz. VER ANEXO III
4.2  La SDN
4.3  Una Paz Inestable.



  1. Las Consecuencias de la I Guerra Mundial (Páginas 126-127).








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ANEXO I:
1. LOS GRANDES PAÍSES EUROPEOS EN VÍSPERAS DE LA I GUERRA MUNDIAL

1.1  La Inglaterra victoriana.
      Es evidente que lo que generalmente entendemos por “época victoriana” en el Reino Unido coincide prácticamente con el reinado de la reina Victoria (1837/1901). Al menos durante gran parte de este periodo, Gran Bretaña aparece como el país más poderoso, el más desarrollado y próspero y de mayor influencia entre las grandes potencias. Sin embargo, a comienzos del siglo XX, esa hegemonía será puesta en duda por Alemania.
-  En efecto, si desde el punto de vista económico, Inglaterra había basado su poderío en el desarrollo lineal de su industria y en su tradicional política librecambista, a finales del siglo XIX y principios XX, pierde la ventaja inicial en manos de Estados Unidos y Alemania, sobre todo en acero. Las causas específicas de esa involución, habría que buscarlas en la falta de tecnología y la poca modernización de las industrias existentes desde la I Revolución Industrial, así como en la reducción de las inversiones en nuevos sectores.
A pesar de lo anterior el comercio inglés sigue siendo importantísimo, al igual que las inversiones en el extranjero; de tal manera que en vísperas de la I Guerra Mundial, Londres es el principal centro financiero mundial, la Libra la principal moneda de referencia mundial y el Banco de Inglaterra el auténtico banco mundial.
- Desde el punto de vista político, Inglaterra mantienen intacto su sistema de monarquía parlamentaria de sufragio censitario, que a partir de 1867 se va a abrir a una parte importante del conjunto de la población; de tal manera que el derecho al voto se amplió a la posesión de una casa o al pago de un alquiler; y que en 1884 se hace universal masculino, habiendo que esperar a 1918, cuando después de una inmensa campaña capitaneadas por mujeres arrojadas y combativas (Miss Pankhurst) en un movimiento denominado sufragista, sea reconocido el voto femenino.
 En 1869 se separa la Iglesia anglicana del Estado, en 1870 se crea una escuela laica, obligatoria y gratuita, de tal manera que a comienzos del siglo XX, Inglaterra tienen una de las tasas más bajas de analfabetismo del mundo; en 1874 se reforma las leyes laborales, se implanta la sanidad pública…
Este sistema político estaba compuesto, por la alternancia en el poder, tras el triunfo en las sucesivas elecciones, de los principales partidos políticos, que hasta bien entrado en siglo XX serán dos: los Conservadores (tories) y los Liberales (Whigs); teniendo como hombres representativos a Disraelí y Salisbury en el partido conservador y a Gladstone y Chamberlain por los liberales.
Pero será sin duda el problema de Irlanda, el que consuma más energía desde el punto de vista político.
Tema de larga duración histórica, en el que existía un evidente componente colonial- de dominio- por parte de los ingleses, frecuentemente enmascarado por las diferencias religiosas entre la población de un norte, industrializado y próspero, protestante, y un sur (en realidad la mayor parte de la isla) católico, agrícola, pobre, en el que la mayoría de los grandes propietarios eran ingleses.
La tensión era continua y permanente: sentimientos nacionalistas mezclados con componentes religiosos, ejercicio de gobierno en Irlanda con leyes de excepción, expulsiones de arrendatarios, encarcelamiento del lider del movimiento nacionalista en el Parlamento de Londres, Parnell, acciones revolucionarias de los campesinos, atentados terroristas… en 1921 después de promesas incumplidas de autogobierno (Home Rule), Gran Bretaña reconocería la independencia de Irlanda, a excepción del noroeste de la isla, la región del Ulster.
Por último, aunque se verá con más profusión en temas posteriores, hablar de la época victoriana es hablar de la época dorada del imperialismo británico, que controla inmensos territorios distribuidos por todo el mundo (proveedores y consumidores de productos ingleses) y que tiene como momento álgido la coronación de la reina Victoria como emperatriz de la India, el principal mercado.

1.2  La III República francesa.
      El período que comprende el último tercio del siglo XIX y los primeros años del XX, hasta la primera guerra mundial, corresponde en Francia a una etapa aparentemente compleja, pero que en el fondo es la del asentamiento definitivo de las conquistas liberales, ahora traducidas en democráticas.
En efecto, después de la derrota de Napoleón III, a manos Prusianas, y del fracaso de la Comuna de París en 1871, y tras el planteamiento de varios proyectos políticos, se opta por la elaboración de una Constitución auténticamente republicana en 1875; con esto la consolidación de la III República era un hecho.
Desde el punto de vista político, Francia posee un régimen parlamentario, de doble cámara (Asamblea y Senado), que controla la labor legislativa y al gobierno, que sale de la mayoría parlamentaria; al frente de la nación se sitúa el presidente de la República, con poderes muy limitados; todo ello con una base electoral amplia, que se hace universal masculina, a partir de 1880; con figuras como Ferry (de los conservadores o llamados también oportunistas), Clemenceau (de los radicales o convencidamente progresistas).
Ambos partidos van a democratizar la vida política y social francesa con medidas como: la fundación de la escuela laica (absolutamente separada de la Iglesia), obligatoria y gratuita, la secularización del Estado (restricción de las congregaciones religiosas) y la sociedad en general (separación absoluta entre la Iglesia y el Estado), establecimiento del divorcio; establecimiento de libertades individuales y colectivas, incluyendo los derechos de asociación, que darán vía libre al establecimiento de partidos políticos y sindicatos obreros, como el partido socialista francés, que llegarán a dar su apoyo a los gobiernos republicanos radicales de finales del XIX y principios del XX.
Esa República va a estar salpicada en su devenir por una serie de escándalos y de problemas de amplio contenido internacional:
-         En primer lugar, en medio de la crisis económica de los años 80 surge el problema de las recompensas, en la que un yerno del presidente de la república Grevy, es descubierto vendiendo recompensas militares.
-         En segundo lugar en 1888 un antiguo ministro del Ejército, Boulanger, promueve un movimiento ultranacionalista francés que reclama la revancha contra Alemania y la recuperación de la Alsacia y la Lorena; y que está a punto de convertirse en dictador, aunque no termina por decidirse por el golpe de Estado; es derrotado electoralmente y se deriva hacia el suicidio, desarticulándose el movimiento.
-         En tercer lugar, aparece, después de las corrupciones por la construcción del Canal de Panamá, una nueva amenaza para la República: el famoso affaire Dreyfus, consistente en la acusación, de espionaje, con falsas pruebas de un oficial judío, a quién se le destierra a la Guayana. Dos años después, se descubre al verdadero culpable, pero el Estado Mayor francés, deseoso de salvar el honor militar, falsifica pruebas contra Dreyfus. El asunto sirve para polarizar a la opinión pública francesa. La derecha es antidreyfus (antisemita y nacionalista) y la izquierda defiende a Dreyfus. El asunto que acaba con la absolución del oficial, da el poder a la izquierda, que lo utilizará contra la Iglesia a la que acusa de tibieza en los acontecimientos (medidas profundas de secularización, como prohibir la enseñanza a los religiosos).
La III República que había nacido con un profundo conservadurismo, da un giro a la izquierda a finales del XIX y principios del XX, dando expresión a las nuevas capas sociales.
      Desde el punto de vista económico, Francia que había conocido un proceso industrial tardío y débil, con respecto a Inglaterra; debido al discreto crecimiento demográfico llevado a cabo, la limitación de la urbanización, la lentitud de las transformaciones agrarias, la escasez de combustible, va a experimentar en la 2ª mitad del XIX y principios del XX una notable aceleración del crecimiento económico, que la convierte en la 3ª economía europea, con grandes inversiones exteriores (España y Rusia), con un gran desarrollo de la siderurgia y un progreso importante de la industria de productos acabados y de consumo y lujo (automóviles y aviones).

1.3  La Alemania tras la unificación.
      Hablar de Alemania después de 1870 es hablar de Bismarck, por lo menos hasta 1890 en el que es invitado a abandonar la Cancillería por el entonces nuevo Kaiser Guillermo II.
Hasta ese momento Bismarck controló con mano de hierro, al margen de cualquier sistema democrático y representativo, los destinos de Alemania.
      En efecto, desde el punto de vista político, el sistema alemán es una monarquía con tintes autoritarios, con la presencia de un parlamento, donde están representados partidos políticos de distintas tendencias,; pero que dentro de sus atribuciones no estaba el control del gobierno que va a manejar Bismarck, con un principio rector: dar seguridad al Imperio, tanto en el interior como en el exterior (ver sistemas bismarckianos). Entre sus actuaciones cabe destacar: la secularización del estado, despojar a la Iglesia de influencia en el Imperio; prohibir las actuaciones de los partidos obreros, a cambio de otorgar a los trabajadores de leyes sociales (enfermedad, vejez, accidentes de trabajo).
Pero con el acceso del nuevo Kaiser Guillermo II, quebrada la salud del viejo canciller y enfrentada las dos personalidades, terminará por dimitir Bismarck en 1890, inaugurándose una línea política nueva en Alemania, caracterizada por la provocación, el militarismo y la agresividad; en contra de las actuaciones que Bismarck había marcado durante su gobierno.
      Económicamente Alemania se convierte en el último tercio del XIX en un auténtico coloso, constituyéndose como la segunda potencia industrial del mundo: con una industria pesada potente; una industria electrotécnica y química muy avanzada; una concentración industrial fuerte y un decidido apoyo del Estado, que facilita la infraestructura, da créditos, apoya la investigación…

1.4   La Rusia Zarista.
      El Imperio ruso, gobernado autocráticamente por los zares, permanece durante la 1ª mitad del XIX ajeno a los cambios económicos, políticos y sociales que se producen en Europa occidental. Es un país de base rural; con 36 millones de campesinos, en su casi totalidad siervos, para un total de 40 millones de habitantes.
Desde el P. de vista político, los zares, de la dinastía de los Romanov, concentran todos los poderes, deciden la paz y la guerra, decretan las leyes, designan ministros, poseen autoridad religiosa- el zar es la cabeza de la Iglesia-; así pues el zar no tiene limitaciones, gobierna por medio de la Okhrana (policía política) y de una burocracia.
Desde el P. de vista social, nos encontramos con unas fórmulas de privilegios estamentales típicas del Antiguo Régimen, con una nobleza a la que se le reservan los principales puestos en la admón y en el ejército, controlando de forma monopolística las tierras. Pero no sólo poseen tierras sino siervos, individuos adscritos a la tierra del noble (hundidos espiritual y fisicamente), que se compran y se venden con esa tierra, a los que se puede someter a castigos corporales, arrestarlos o deportarlos; el derecho más terrible es el de mandarlos al servicio militar que duraba 25 años, se partía adolescente y se regresaba viejo; constituyen la mayoría de la población rural; los hay domésticos, sometidos a trabajos personales, sometidos al pago de una renta; sólo existe una minoría de campesinos libres. Finalmente en un decreto (Ukase) de febrero de 1861 se establece la libertad personal de los colonos, aunque a cambio de concesiones económicas a los señores.
En esta sociedad aristocrática no queda sitio para la presencia burguesa. Sin industria y con algunas profesiones liberales reservadas a los nobles, no era posible la formación de una burguesía sólida.
      Desde el punto de vista económico, la Rusia de la 2ª mitad del siglo XIX es esencialmente un país agrícola, en el que se estando dando tímidos avances industriales gracias a la intervención del Estado; con un papel esencial de los FFCC, para el que se necesitaba importaciones de equipo y maquinarias, que se van a pagar vendiendo cereales en el exterior, a pesar de ser deficiente para alimentar a su población; además de los FFCC van a despegar los textiles, la metalurgia (zona del Donetz que gracias a los descubrimientos de carbón y hierro se va a convertir en una gran zona industrial); en definitiva, la industrialización se puso en marcha con el sacrificio y la austeridad de los campesinos rusos.

1.5. El Imperio austro-húngaro.
      Gran Imperio central de Europa constituido por muy diversas nacionalidades (checos (23%), eslovacos, polacos (17%), rutenos(12%), alemanes, austriacos, italianos, eslovenos, bosnios, magiares (54% de la parte húngara), rumanos…), que quedó marginado de la unificación alemana, por su inferioridad frente a Prusia.
Politicamente estamos ante un Estado unitario y centralizado, claramente autoritario, donde los Parlamentos tienen alguna competencia, pero no en la elección del presidente del gobierno que era nombrado por el emperador (Francisco José I 1848-1914) y ante él respondía. Desde el punto de vista territorial, a excepción de Hungría que tendrá un estatuto especial de autonomía, a partir de 1867, el resto de las nacionalidades quedó gobernado con mano dura, reprimiendo con dureza cualquier asomo de movimiento nacionalista.
Austria no se incorporará a la carrera colonial, volcando sus energías en conseguir territorios del cada vez más desgastado Imperio Turco (anexión de Bosnia en 1907).
Económicamente, es un país que está poniendo las bases de una industrialización, aunque lenta en comparación con sus vecinos del norte, sobre todo en la parte austríaca del Tirol, Silesia y de Bohemia, donde los ferrocarriles, sobre todo estatales son la palanca del desarrollo y una parte sur con claras connotaciones coloniales, al dejarlas subdesarrollada como despensa agrícola del Imperio.

1.6 El Imperio Turco.

Turquía ofrecía un panorama difícil de comparar con los Estados e Imperios europeos de la época. Su sistema político, aunque arcaico comparado con los principales países europeos de la época, tenía un potencial basado en la existencia de una población turca asentada en el Asia Menor y en torno a Constantinopla, donde residía el sultán, que podía constituir una nación-Estado según el modelo occidental. El imperio estaba en manos de la dinastía osmanlí, que no formaba parte de las casas europeas por sus abismales diferencias de costumbres. El poder político del sultán era casi ilimitado. Era jefe de todos los creyentes en el Islam. Ésta era la única religión del Estado, que otorgaba, exclusivamente a quienes la profesaban, unos relativos derechos civiles y políticos. En el interior del Imperio, los súbditos que profesaban la religión de Mahoma tenían igualdad jurídica entre sí. La autoridad imperial toleraba los pueblos cristianos de los Balcanes y les permitía fundar comunidades religiosas. En ellas el clero, de acuerdo con el uso medieval conservado aún en el siglo XIX, no sólo administraba sacramentos sino que tenía autoridad legal en algunos aspectos civiles y también ejercía funciones judiciales. Pero un cristiano no podía ganar una causa contra un mahometano ante un tribunal islámico. Frente a los creyentes, los súbditos cristianos carecían de todo derecho. Desde la década de 1870, la posibilidad de modernizarse se frustró hasta bien entrado el siglo XX. Lo intentaron algunos intelectuales y altos funcionarios formados en Europa Occidental, los que más tarde se llamarían "jóvenes Turcos"; que accedieron al poder y llevaron a cabo la proclamación de una Constitución que, sobre el papel, concedía más libertades que las entonces vigentes en Francia. El gobierno inspirado por los "Jóvenes Turcos" durará sólo unos meses. El sultán volvió a reinar sin limitaciones al estilo de los viejos déspotas. A pesar de su arcaísmo y a diferencia de otros Imperios antiguos, el otomano en el último tercio del siglo XIX seguía siendo una fuerza militar lo suficientemente poderosa como para causar dificultades a los ejércitos de las grandes potencias.
A mediados del siglo XIX, pertenecían al reino del sultán el Asia Menor, Siria, Líbano, Palestina, Mesopotamia hasta el Golfo Pérsico, la Península Arábiga y la costa del Mar Rojo. En el Norte de África, además de tener los principados dependientes de Túnez y Egipto, ejercía la jurisdicción directa sobre la Cirenaica y Tripolitania. En Europa todavía controlaba una parte de la península balcánica (el Próximo Oriente) entre el Mar Negro, el Egeo y el Adriático. Bulgaria, Albania, Macedonia y Bosnia Herzegovina permanecían bajo el poder directo del sultán. Grecia, sólo una parte del actual Estado de Grecia, era independiente. Serbia y Montenegro, aunque gobernados por príncipes autónomos, eran vasallos del Imperio. Los rumanos, aprovechando la guerra de Crimea, crearon un principado autónomo.
 Una de las características del siglo XIX fue precisamente la progresiva pérdida de territorios e influencias. De hecho, antes de la Gran Guerra, había desaparecido casi por completo de Europa y hacía tiempo que había sido eliminado de África. Sólo conservaba un débil imperio en Medio Oriente (la zona del suroeste asiático) que perdió después de la Gran Guerra.
Económicamente es un país esencialmente agrario, con muy leves síntomas de industrialización.













ANEXO II:
2.3 La crisis de los Balcanes (1906-1914)
La desintegración del Imperio Otomano estuvo acompañada de las reivindicacines nacionalistas de los nuevos estados surgidos en el siglo XIX. El nacionalismo se mezcló con problemas de carácter étnico, religioso y cultural. Las grandes potencias intervinieron en todos ellos según sus intereses, bien de forma directa, caso de Austro-Hungría, Rusia e Italia, o indirecta, como ocurrió con Alemania, Francia y Gran Bretaña.
Una serie de crisis contribuyeron a la inestabilidad de la zona y al estallido de la Gran Guerra:
La anexión austro-húngara de Bosnia y Herzegovina (1908)
Bosnia y Herzegovina eran territorios con mayoría musulmana que habían permanecido bajo dominio turco hasta 1877. A partir de entonces pasaron a depender administrativamente de Austria-Hungría que finalmente, en 1908, los anexionó a su imperio, provocando la frustración de Serbia que aspiraba a integrarlos dentro de la Gran Serbia (futura Yugoslavia).
La primera guerra balcánica (1912)
Esta contienda enfrentó al bloque compuesto por Serbia, Bulgaria, Grecia y Montenegro (secundados por Rusia) con Turquía y Austria. Derrotada Turquía hubo de retirarse de la zona y ceder a Bulgaria una salida al mar Egeo.
La segunda guerra balcánica (1913)
Los que fueron aliados en la primera guerra balcánica se enzarzaron en una lucha entre sí: Bulgaria atacó a Serbia, a Grecia y a Montenegro con el objetivo de anexionarse los territorios abandonados por Turquía. Ésta última, junto a Rumanía se unió a Serbia y a Grecia. Bulgaria fue derrotada y los territorios en disputa pasaron a Serbia.
A partir de entonces el objetivo de Serbia fue alcanzar el rango de gran potencia de la zona (Gran Serbia), aspiración que quedó ensombrecida por los tratados de Londres y Bucarest (1913), que reconocieron a Albania como nuevo estado en detrimento de los planes que Serbia se había fijado respecto a la anexión del territorio albanés. Austro-Hungría por su parte entorpeció en la medida de lo posible los planes de Serbia de constituirse como estado importante de la región.
También hubo fricciones entre Grecia y Albania originadas por las aspiraciones de los helenos sobre la región del Epiro (de lengua griega) que había quedado bajo soberanía albanesa.
Estas circunstancias convirtieron los Balcanes en un auténtico polvorín que estallaría meses más tarde.

LA CRISIS DE JULIO DE 1914
En un escenario de creciente tensión internacional el 28 de junio de 1914 se produjo un gravísimo incidente que puso a Europa al borde de la guerra. Mientras visitaban Sarajevo, capital de Bosnia (entonces provincia austríaca), fueron asesinados el Archiduque Francisco Fernando (heredero al trono de Austria-Hungría) y su esposa Sofía. El asesino, Gavrilo Prinzip, un estudiante bosnio de ascendencia serbia, formaba parte del grupo “Joven Serbia” tras el cual se escondía la organización secreta nacionalista la “Mano Negra”. Abogaba por la independencia de Bosnia-Herzegovina respecto a Austro-Hungría y su integración en Serbia. Por su parte, ésta aspiraba a incorporar dicha provincia como un paso más hacia la creación de la Gran Serbia, confederación balcánica de naciones eslavas.
Austria acusó al gobierno serbio de conspirar en el asesinato y el 23 de julio envió a éste ultimátum que debía ser respondido favorablemente en el plazo de 48 horas so pena de declaración de guerra.
El ultimátum exigía a Serbia, entre otras cosas, la eliminación de la Mano Negra, la interrupción de cualquier campaña de desprestigio contra el Imperio, la participación de policías austro-húngaros en Serbia para investigar el magnicidio y la relegación de los culpables a la justicia imperial para ser juzgados y castigados.
Con esta acción Austria-Hungría trataba de contar con un pretexto para eliminar el nacionalismo serbio y anular a ese país como potencia de la zona.
El 25 de julio Serbia respondió al ultimátum negándose a aceptarlo alegando que violaba su soberanía y proponiendo el arbitraje del Tribunal Internacional de la Haya (creado en 1899). Además, en previsión de una guerra, movilizó parcialmente a sus tropas, en tanto que Austria-Hungría hacía lo propio con las suyas. Ambas rompieron sus relaciones diplomáticas.
El 28 de julio, Austria-Hungría declaró la guerra a Serbia.
A partir de entonces se produjo la incorporación en cadena de países a la guerra como respuesta al sistema de alianzas.
Lo que había comenzado como una guerra circunscrita a dos potencias (Austria-Hungría y Serbia) desembocó en el verano de 1914 en una conflagración de proporciones universales.












ANEXO III:
4.1 LOS TRATADOS DE PAZ, TRAS LA I GUERRA MUNDIAL.
El 18 de enero de 1919, los representantes de los países vencedores se reunieron en la denominad  Conferencia de París,  bajo la dirección del Comité de los Cuatro: el presidente estadounidense Wilson, el premier británico Lloyd George, el primer ministro francés Clemenceau y Orlando, el jefe del ejecutivo italiano. Son los tres primeros, sin embargo, los que realmente dirigieron unas negociaciones a las que los países derrotados no pudieron asistir.
El 11 de noviembre de 1918, los alemanes habían pedido un armisticio basado en las propuestas recogidas en los "Catorce puntos" de Wilson. La realidad de la derrota fue, sin embargo, más dura. Los países vencedores llegaron a París con ideas diferentes y compromisos, a veces secretos, adquiridos durante la guerra.
    Los tratados de paz
    Los países vencedores fueron firmando diversos tratados de paz con cada una de las naciones derrotadas.  Alemania, Austria, Hungría, Bulgaria y Turquía fueron forzadas a firmar unos tratados en los que no se les había dado voz.
    El Tratado de Versalles, firmado con Alemania el 28 de junio de 1919
        * Francia recupera Alsacia y Lorena.
        * Eupen y Malmedy fueron entregadas a Bélgica
        * El pasillo polaco (Posnania y otras regiones) y el sur de la Alta Silesia se anexionan a la recién nacida Polonia. Esto significaba el aislamiento territorial del resto de Prusia Oriental.
        * Danzig y Memel, poblaciones germanas del Báltico, fueron declaradas ciudades libres
        * Dinamarca se anexiona el norte de Schleswig-Holstein.
        * El conjunto de las pérdidas territoriales de Alemania ascendió a 76.000 kilómetros cuadrados (13% de su territorio), donde vivían 6.5 millones de habitantes (10% de su población)
        * La cuenca carbonífera del Sarre pasa a ser administrada por la Sociedad de Naciones y explotada económicamente por Francia durante 15 años
        * Alemania pierde todas sus colonias, que son repartidas como mandatos de la Sociedad de Naciones entre el Imperio Británico y Francia. Bélgica y Japón se anexionaron territorios muy pequeños.
        * Drástica limitación de la Armada (el grueso de la Armada de guerra fue confiscado y confinado en la base británica de Scapa Flow) y el Ejército (100.000 efectivos, no tanques, aviones, artillería pesada...)
        * Desmilitarización de Renania (zona occidental y franja de 50 km. al este del Rin)
        * Ocupación temporal de la orilla occidental del Rin. Las tropas aliadas se retirarían escalonadamente en plazos que concluirían en 1935.
        * Como responsable de una guerra iniciada por su agresión, Alemania quedó obligada a pagar reparaciones o indemnizaciones de guerra a los vencedores.
        * Conferencia de Spa (1920) fija el porcentaje que recibiría cada país del total: Francia 52%, Gran Bretaña 22%, Italia 10%, Bélgica 8%
        * En la Conferencia de Londres (1920) se fija el monto total de las reparaciones: 140.000 millones de marcos-oro, una enorme cantidad (unos 400.000 millones de Euros actuales).
    Otras cláusulas        
        * Alemania reconoce su responsabilidad por la guerra y todos los daños que trajo consigo. Fue la agresión alemana la que desencadenó el conflicto.
        * Prohibición de ingreso en la Sociedad de Naciones.
        * Prohibición del Anschluss (unión Alemania y Austria)

    El Tratado de Saint Germain, firmado con Austria

        * Fin del Imperio Austro-Húngaro, de su ruptura nacen nuevos estados como Austria, Hungría y Checoslovaquia, a lo que se une cesiones de territorio a Italia y a las recién nacidas Polonia y Yugoslavia.
        * Pago de reparaciones.
        * Limitaciones en el ejército.
        * Prohibición del Anschluss con Alemania.

    El Tratado de Trianon, firmado con Hungría

        * Fin del Imperio Austro-Húngaro, dee su ruptura nacen nuevos estados como Austria, Hungría y Checoslovaquia, a lo que se une cesiones de territorio a Italia y a las recién nacidas Polonia y Yugoslavia.
        * Pago de reparaciones
        * Limitaciones en el ejército
        * Importantes minorías húngaras (3 millones, un tercio de la población total) quedan fuera del estado húngaro, en Eslovaquia, Rumanía (Transilvania) y Yugoslavia.

    El Tratado de Neuilly, firmado con Bulgaria

        * Pérdidas territoriales en beneficio de Rumanía, Grecia y Yugoslavia
        * Pago de reparaciones
        * Limitaciones en el ejército

    El Tratado de Sèvres, con Turquía
        * Reparto de las posesiones del Oriente Medio entre Francia (Siria, Líbano) y Gran Bretaña (Palestina, Irak) en la forma de mandatos de la Sociedad de Naciones.
        * Las fuertes pérdidas territoriales en Anatolia y Tracia estipuladas en Sèvres son anuladas en el tratado de Lausana (1923) tras la victoria turca en su guerra contra Grecia (1919-1922). Turquía quedó reducida a la península de Anatolia en Asia y a la región en torno a Estambul en Europa.

    El problema soviético
    La Paz de Brest-Litovsk (marzo 1918) supuso la salida de la guerra de la Rusia soviética y la pérdida de gran cantidad de territorios en beneficio de los Imperios Centrales. Lenin se apresuró a firmar una paz tan dura para centrar al Ejército Rojo en la guerra civil iniciada en Rusia.

    Los países de la  Entente  apoyaron, primero con tropas y luego con armas y dinero, al Ejército Blanco en su lucha contra el gobierno bolchevique.

    Aprovechando la situación creada por la revolución, la derrota ante los Imperios Centrales, la guerra civil rusa, y la posterior victoria de la  Entente, diversos territorios del antiguo imperio ruso zarista alcanzaron su independencia:  Finlandia, en diciembre de 1917 y los países bálticos, Estonia, Letonia y Lituania, a lo largo de 1918.

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